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La  eucaristía:  

Jesús, la noche antes de su pasión, celebró la Pascua judía con sus discípulos e instituyó a la Eucaristía. A partir de ese momento, los cristianos la celebran asiduamente.

La Eucaristía es el memorial de la muerte y resurrección de Jesucristo y, por lo tanto, es el centro de la vida de la Iglesia.

Esta celebración de la Eucaristía tiene una dimensión comunitaria: la asamblea cristiana da gracias a Dios por el don de la fe y cada uno comparte con los demás todo lo que es y lo que tiene.

Hace presente la necesidad humana de alimentarse y de compartir la vida con los demás.

Es la máxima expresión de la liturgia cristiana.

El ministro del sacramento de la Eucaristía es el sacerdote.

Los signos de este sacramento son las especies eucarísticas, es decir, el pan y el vino, que se convierten en el Cuerpo y Sangre de Jesucristo en virtud de la acción del Espíritu Santo, junto con las palabras que el sacerdote pronuncia sobre ellas. Estas palabras son las mismas que pronunció Jesús en la Última Cena. 

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